Todos somos pacientes: Clase a cargo de Verónica Ortiz.
Comenta: Augusto Pfeifer
Clase “Todos somos pacientes”
Seminario 16, Clase 19 “Saber poder”
A cargo: Verónica Ortiz
La clase XIX del Seminario 16 lleva por título dos sustantivos, uno detrás del otro, saber, poder. A partir de una serie de referencias que situaron relieves en cada uno de estos términos, se precisó un interrogante:
¿Qué es ese deseo del analista que es más fuerte que el deseo de poder?
El analista, como Edipo, no es un amo, ni un amo fallido, es un amo que abandona el poder que podría tener. Que es siempre el poder hacer el bien. En este punto se recordó la advertencia de Freud contra el furor sanandis. Cada vez que queremos el bien para nuestro analizante, preguntémonos qué poder estamos ejerciendo…
Al comienzo de la clase mencionada, Lacan reintroduce una aseveración de su Seminario X: “La angustia no es sin objeto”. Aquí, recordemos, hay un deslizamiento a partir de la enseñanza de Freud, quien afirmaba que la angustia aparecía cuando el objeto se ausentaba.
Bajo este horizonte, durante la clase se recuperaron una serie de referencias del Seminario X: “¿Cuándo surge la angustia? Cuando un mecanismo hace aparecer algo en el lugar -phi, el objeto a del deseo. Digo algo- entiendan, cualquier cosa.” “Lo Unheimlich es lo que surge en el lugar donde debería estar el menos phi.” “Cuando algo surge ahí lo que ocurre es que la falta viene a faltar.” (p.52)
El Seminario 16 se presenta como el momento en que Lacan señala el estallido de la discordancia entre saber y poder. Lacan dice que hay que nombrar esta disyunción para definir cómo opera y no pensar que se remediará. Esta disyunción puede articularse a partir de Freud, que lee sus efectos a partir de los síntomas que se producen. Aquí Lacan ubica a Freud del lado del paciente, es decir, entiendo, del $, el primer analizante, en relación a su inconsciente, en el autoanálisis sostenido por el Otro Fliess: “Con su palabra, una palabra de paciente, testimonia lo que escribo con este título, la disyunción entre saber y poder.” […] “Él mismo es el paciente por su esfuerzo, su trabajo y su discurso. Yo por mi parte sigo las consecuencias de tal discurso”, a saber, “nada que la colme ni que permita reducirla a un orden, a un cosmos.” De aquí el título de la clase “Todos somos pacientes”. Lacan sostiene que todos lo somos, lo sepamos o no.
Otra vía para indagar sobre el tema de la disyunción se abrió con el texto Psicoanálisis y medicina. Allí Lacan llamó “falla epistemo-somática” al indicar el fracaso de la teoría del conocimiento científico en su esfuerzo para alcanzar un saber sobre el cuerpo. El organismo, en tanto sustancia gozante siempre excede a la res extensa cartesiana.
Para abordar el tema de la fobia se indicaron referencias que Lacan toma para orientar un caso de Helene Deutsch: “… la conjunción del a y la imagen del cuerpo. Esto es lo que pasa en la fobia” (a, a’). Pueden retomar el caso en la p.279.
Lacan explica que se produce un viraje: el niño que antes hallaba una satisfacción en ser la gallinita de mamá, a partir del encuentro con los dichos y gestos de su hermano mayor, se angustia. Es un viraje de un registro a otro, de lo imaginario a lo simbólico. “La función de antes, que era imaginaria, fracasa. En adelante la gallina adquiere para él una función perfectamente significante, a saber, le causa miedo.” “El campo de la angustia no es ciertamente sin objeto, siempre que se vea bien que este objeto es la apuesta misma del sujeto en el campo del narcisismo. Se revela entonces que la verdadera función de la fobia, que es sustituir el objeto que angustia por un significante que atemoriza, porque respecto del enigma de la angustia la relación señalada como peligrosa es tranquilizadora “ Es decir, el niño teme a las gallinas, pero al menos sabe lo que teme, no se enfrenta con una angustia enigmática.
Agrega Lacan: “Siempre que se produzca el pasaje al campo del Otro, el significante se presenta como lo que es respecto del narcisismo, a saber, como devorador. Y da lugar a esa especie de preponderancia que la pulsión oral adquirió en la teoría clásica.”
Recordemos lo que decía antes en esta clase Lacan cuando proponía plantear esa perversión como estadio, no de desarrollo sino discursivo- “No debe verse la fobia en absoluto como entidad clínica, sino como una placa giratoria”. ¿Hacia dónde? Hacia histeria, obsesión o perversión. Es una figura clínicamente ilustrada en contextos diversos, no una entidad clínica aislable.
Comments