Una suerte significante: A cargo de Augusto Pfeifer
Comenta: Myriam Leguizamón
La presentación fue titulada “Una suerte significante” y tuvo como referencia la última clase del Seminario 16, dentro del apartado ‘Evacuación’. Éste último término se tomó como horizonte de trabajo para poder ubicar tanto la función del analista como objeto a en el dispositivo, como las circunstancias históricas que ‘invitaron’ a Lacan a despedirse de la Escuela Normal Superior.
Tomando una orientación de “Política Lacaniana” (J.A.Miller) se trató de considerar si podemos extraer algunos principios para una política del deseo, promoviendo una particular forma de la autoridad, la analítica (“elevar algunos acontecimientos a principio susceptibles de constituir una política lacaniana”).
En “Psicoanálisis y política -Discurso, valor, sinthoma” (G.Avram, G. García) señalan: “Cuando empezamos a buscar el tema de la política en Jacques Lacan -para no hablar de la política y el psicoanálisis en general encontramos en cada página algo alusivo, sin que resulte fácil precisar una definición. Nos pareció descubrir que esa era la política de Jacques Lacan, en lo que hace a la política.”
Se configura así una posición frente a la enseñanza, como a los hechos institucionales. Diversas referencias se tomaron para poder ubicar el contexto de la expulsión: las cartas incluidas en el Dossier, un texto de Francoise Giroud (analizante de Lacan), un texto de Michel De Certeau (alumno), la posición de Lacan frente a los eventos del mayo francés.
Se situó el desplazamiento en la enseñanza de Lacan del salto entre el gran Otro (cuando se instituye la autoridad) y el Otro barrado (desinstitución de la autoridad). Miller señala, atento a la atmósfera de la época -recordemos, años 67/68-, que este movimiento, este desvanecimiento del Otro es “contemporáneo a la actitud subversiva y contestataria de la época”.
Se tomaron algunas notas del Seminario 16 trabajadas a lo largo del año. No se trata de ubicar un significante que dé cuenta del objeto apropiado del sujeto, sino de sostener una lógica en la que impere la relación a la falta de objeto; también de la inconsistencia del Otro: “Si la consistencia de lo que se llama la verdad no puede asegurarse en ninguna parte en el Otro, ¿dónde está la verdad sino en aquello por lo que responde la función del a? (p. 23). Lo que ahora Lacan llama la verdad, aparece como “lo que se produce en el saber, esto es, el objeto a”. (p. 315), o en otros términos “la producción del saber como saber se distingue por ser medio de producción (…) de la verdad. En este sentido el saber produce lo que designo con el nombre de objeto a” (p. 314).
Es en estas páginas que Lacan señala cómo el saber, en eso que insiste en traducir el vacío propio del significante, produce el objeto a: Y que “El a sustituye el hiato que se designa en el atolladero de la relación sexual (el a como tapón en el fantasma del neurótico / y el atolladero lo que posteriormente será el “no hay relación sexual”) y redobla la división del sujeto dándole su causa”. Por esta vía, y en un mismo movimiento el objeto en el fantasma en la neurosis vuelve consistente al Otro (el fantasma hace pantalla a su inconsistencia).
¿Qué podemos entender por evacuación en este contexto? “El psicoanalista, pues, induce al sujeto, al neurótico en este caso, a comprometerse en un camino en el que él lo invita al encuentro de un sujeto supuesto saber, en la medida en que esta incitación al saber debe conducirlo a la verdad. Al término de la operación hay evacuación del objeto a, por cuanto este representa el hiato de esta verdad rechazada, y es este objeto evacuado lo que el analista mismo representará por su en-sí, si me permiten. En otras palabras, al volverse él mismo la ficción rechazada, el analista cae”.
Se tomaron algunas afirmaciones para poder ubicar el lugar del estudiante en la universidad: “son los pupilos, los muchachitos tomados a cargo, ellos mismos creación de los deseos de los padres”, “El estudiante no tiene ninguna vocación de rebelión”, “posición por completo servil”. Sorprende encontrar, a su vez, una crítica de Lacan a los analistas, cuando señala que él mismo hizo introducir el departamento de psicoanálisis en la universidad: “con los psicoanalistas no había modo de hacerles saber lo que sea”..... “había una pequeña esperanza de que por efecto reflejo el campo de la universidad los hubiera podido hacer razonar de otro modo. En suma, una caja de resonancia para el tambor, cuando él mismo no razona”.
En el objeto a, aparece la innovación. ¿Qué efecto tiene esta preeminencia? Un perjuicio causado al Otro, que queda reducido al SsS evanescente, “en el momento en que surge el secreto del goce del sujeto”. El Otro no existe, es un supuesto. También, una suerte significante.
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