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Clase 5: De la interpretación a la transferencia

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    apsftigre
  • 23 may
  • 5 Min. de lectura
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Enseñante: Verónica Rios

Comenta: Lorena Di Masso


Reseña de la clase 5: De la interpretación a la transferencia

Por Verónica Rios.

 

Esta clase trata sobre el apartado II, ¿Cuál es el lugar de la interpretación? de la “La dirección de la cura”- puntos 3 al 6-. Me parece importante para  entender este escrito situar el recorrido que hace  Germán García en “Fundamentos de la clínica analítica”, texto principal en la bibliografía de este año. Lacan va a  orientar acerca del eje central de la formación analítica y especialmente en este apartado en la estrategia y en la táctica. La estrategia es la transferencia y la táctica es la interpretación, y no es una sin la otra. En cuanto a la  interpretación dice Lacan, “Nuestra doctrina del significante es en primer lugar disciplina en las que se avezan aquellos a quienes formamos en los modos de efecto del significante en el advenimiento del significado, única vía para concebir que inscribiéndose en ella la interpretación pueda producir algo nuevo”. En este párrafo García sitúa, en relación a la doctrina del significante, que hay una transformación de Saussure para quien el signo está formado por un significante y un significado que son simultáneos. Incluso indiscernibles “como dos caras de una hoja de papel”. Mientras que Lacan dice: “Los modos de efecto del significante en el advenimiento del significado”. Entonces, García dice que la historia del sujeto es darle significado a sus significantes, y esto es lo que Lacan va a transformar después en la doctrina de los significantes amo, los S1.

 Para localizar el momento de la enseñanza de Lacan, y la preeminencia de lo simbólico, hay que ubicar que está el Seminario 6, El deseo y su interpretación, y en cuanto a la fórmula del fantasma, está el sujeto tachado  y el objeto (a) como condensador de libido. Para entender este punto hay que ubicar que la fórmula del fantasma está compuesta de un componente simbólico que es el sujeto tachado como efecto de la cadena significante y un componente imaginario que es el objeto (a), extraído de i (a), del circuito imaginario del estadio del espejo.No tiene aún el estatuto que tendrá después la fórmula  del fantasma como axiomática e irreductible teorizada en el Seminario 14, La lógica del fantasma. Lo que Lacan señala en este momento de su enseñanza es que se trata de apuntar al deseo comandado por la fórmula del fantasma que en este momento es un ensamble simbólico-imaginario. Entonces se trata de apuntar a las identificaciones imaginarias coordinadas a una formación simbólica que es el ideal del yo, a las cuales el sujeto se ha alienado, y han entrado en conflicto con el goce, bajo la forma de síntomas y otras formaciones del inconsciente. Este conflicto puede desencadenar el inicio de una consulta al analista.

 

J. A. Miller en su curso Donc -La lógica de la cura-, en el capítulo ¿Cómo se inician los análisis?, comienza a responder a esta pregunta y afirma que comienzan por la transferencia, se puede decir que había un acuerdo en los post freudianos, a tal punto que ello dio lugar a una regla que desde Freud se impone así al analista, tendría que estar afianzada la transferencia para que el analista pueda interpretar.

Para Lacan la interpretación es la condición de la transferencia. Según Lacan el primer mecanismo simbólico de la transferencia es la demanda, y así vincula de entrada la transferencia con el registro de la interpretación, entonces siempre está en el horizonte el Otro para satisfacerla. Lacan toma esta elaboración clásica y hace ver lo siguiente: que no hay regresión en sentido estricto, sino que el paciente en el análisis se ve llevado a reformular todas sus demandas más antiguas, remitiéndose al Otro de la demanda. Entonces los análisis comienzan por la demanda, la transferencia es un efecto de la demanda, lo que da por resultado es que si hay demanda hay transferencia. El otro mecanismo simbólico es el sujeto supuesto saber, que es el pivote de la transferencia, su dirección es la de fundar la transferencia sobre la relación entre el sujeto y el significante.

 

En la “Proposición del 9 de octubre de 1967”, publicada en los Otros escritos, explica Lacan que el psicoanálisis hay que llevarlo hasta el punto que figura su finitud, para permitir el aprés coup, efecto tiempo, ya que se sabe, que le es radical. Advierte que hay que diferenciar al psicoanálisis de la terapéutica, la cual distorsiona el psicoanálisis no solamente por relajar su rigor, dado que la única definición posible de la terapéutica es la restitución de un estado primero. Definición justamente imposible de plantear en el psicoanálisis. Y continúa señalando los puntos de empalme, donde deben funcionar nuestros órganos de garantía. La transferencia es una objeción a la intersubjetividad. El sujeto supuesto saber es para nosotros el pivote donde se articula todo lo que tiene que ver con la transferencia. Supuesto, ¿por qué? o ¿por quién?, no hay quien, en tanto el sujeto es supuesto por otro significante. Lacan va a desarrollar el algoritmo de la transferencia: advierte que hay un riesgo en las entrevistas preliminares y es que el analista se meta demasiado rápido en sus hábitos.

Miller dice que en la expresión “el significante de la transferencia”, lo que cuenta es el artículo definido “el”. Se trata de un significante distinguido, singular, al cual Lacan opone lo que llama “significante cualquiera”, Sq, que es un significante entre otros. Y esclarece que es un significante en  tanto llama a una pregunta que le concierne al sujeto. 

En el Seminario 11, la transferencia pasa a ser uno de los conceptos fundamentales, vuelve sobre la interpretación cuya condición es que no está abierta a todos los sentidos, precisamente porque el efecto de la interpretación apunta a aislar en el sujeto un hueso, un Kern, para decirlo como Freud, de non-sense, eso no implica que la interpretación misma sea un sin sentido. La interpretación es una significación que no es cualquiera. Lacan señala que el efecto de la interpretación,- ya que ella se mide por los efectos-, es el surgimiento de un significante irreductible. Entonces la interpretación no está abierta a todos los sentidos. No es cualquiera, es una interpretación significativa que no debe fallarse. Se trata de que el sujeto vea, más allá de esta significación, a qué significante, irreductible traumático está sujeto como sujeto. Nos remite al caso del hombre de los lobos en tanto deja ver mejor que cualquier otro, como el problema de la conversión del fantasma y de la realidad convergen en algo irreductible, sin sentido, que funciona, como significante originariamente reprimido. Propone un orientador de lectura en esta observación, se trata de la aparición brusca de los lobos en la ventana del sueño como función de significación  y en tanto representante de la pérdida del sujeto.  Lo que ocurre no es sólo que al sujeto lo fascine la mirada de los lobos, sino que la mirada de éstos es el propio sujeto. Así, la interpretación tiene por efecto tocar la posición fantasmática del sujeto no sólo la propiedad dialectizable del deseo sino  aquello que Lacan mantendrá en su enseñanza como lo que vuelve siempre al mismo lugar, a saber, el goce.


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