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Clase 4: Dónde actúa la interpretación

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    apsftigre
  • 9 may
  • 3 Min. de lectura
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Enseñante: Lorena Di Masso

Comenta: Ornella Paciello


Reseña clase 4: Dónde actúa la interpretación

Por Lorena Di Masso

          La dirección de la cura y los principios de su poder apunta a precisar la orientación de la acción analítica. En este caso el eje del trabajo estuvo ubicado en los primeros puntos del apartado ¿Cuál es el lugar de la interpretación?, no sin antes recuperar algunas referencias freudianas.

 

En este Escrito Lacan cuestiona el lugar de la interpretación en la Psicología del yo, donde queda situada en el eje imaginario. Partiendo de este punto, se trata del lugar de la interpretación en los analistas de la época y se trata del lugar de la interpretación en la estructura. En este último sentido introduce una modificación: que se opera en el eje simbólico, desde el lugar del Otro, que determina al sujeto. Separa así al psicoanálisis de ese “pantano”, término que utiliza más adelante: “¿A qué silencio debe obligarse ahora el analista para sacar por encima de ese pantano el dedo levantado del San Juan de Leonardo, para que la interpretación recobre el horizonte deshabitado del ser donde debe desplegarse su virtud alusiva?”.

 

Es aquí donde Lacan introduce la escritura del $, sujeto barrado, como definitivo -es la noción de sujeto producido por efecto significante-, y extrae la estructura significante de la interpretación freudiana para luego señalar el efecto de una transmutación significante del sujeto. La interpretación actúa, provoca un cambio, una modificación en aquello de lo que se trata, el sujeto.

 

La noción que rige a esta altura es la del inconsciente estructurado como un lenguaje, y es la teoría sobre el inconsciente la que determinará de qué interpretación se trata en cada momento de la enseñanza. En estas páginas se puede leer: “Nuestra doctrina del significante es en primer lugar disciplina”. Entonces, a esta altura la interpretación actúa desde y hacia el significante. Y su importancia es la producción de algo nuevo por la vía de la localización de la verdad analítica.

 

Lo que Lacan también plantea en este Escrito es que la interpretación concierne al deseo. Pero el problema es “la incompatibilidad del deseo con la palabra“, es decir la articulación significante muestra un límite. Dice Germán García en El síntoma de la interpretación: "Hay deseo de un sentido, no hay sentido del deseo”. En este punto toma su valor la virtud alusiva de la interpretación.

Posterior a este desarrollo, la clase ubicó un contrapunto con otro momento de la enseñanza: cuando Lacan le otorga un cuerpo al $. El inconsciente entonces, ya no será ni de puro lenguaje ni de pura lógica. Incluye el goce. Adquiere un costado real.  Finalmente va a designar este nuevo inconsciente con el neologismo parlêtre. El parlêtre necesariamente tiene un cuerpo. Aparece incluso una nueva definición del síntoma, como acontecimiento del cuerpo. Entonces: ¿Cómo ubicar lo real en la dirección de la cura? ¿Cómo orientar la interpretación bajo estas nuevas coordenadas, que sin embargo no anula lo anterior?

La lectura intertextual de los textos La interpretación al revés (1996), de JAM, y El síntoma de la interpretación, de Germán García, brindó una orientación clínica. La tesis del artículo de García es que la interpretación que va por la vía del sentido puede entenderse como un síntoma (o como un delirio). Dice: “...el psicoanálisis [descubre] el síntoma de la interpretación como ilusión de que lo real puede capturarse en un sentido”. La otra vía consiste en no añadir un S2, para cernir S1, reconducir al sujeto a los significantes elementales sobre los que se montó su neurosis. Lo que plantea y propone JAM es más bien una práctica de corte, no de adición.

Si el inconsciente ahora está al nivel de lo real, la dirección de la práctica del analista se dirige a otro terreno que el de lo reprimido (a otro terreno que el de los significantes): la orientación es la de perturbar la defensa contra lo real en un sujeto (JAM, 1998).

 

Una interpretación, puede resonar en el cuerpo, perturbarlo, traumatizar… ¿para qué? Para introducir incomodidad en esa satisfacción paradójica que el sujeto tiene respecto a su modo de goce. De esa satisfacción que provoca sufrimiento.


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