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Módulo de investigación "El amor para el psicoanálisis" (2013-2017)

Por Verónica Ortiz

Todo amor es amor de transferencia, porque todo amor encuentra un objeto perdido al que no podría hallar si no lo hubiese extraviado antes. Así, se “transfiere” de un objeto a otro.

En su primera contribución a la psicología del amor, "Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre", Sigmund Freud explica las condiciones exigidas al objeto de amor (liebesbedingung) como puntos de fijación a los objetos incestuosos de la infancia que- eficacia de la prohibición del incesto y período de latencia mediante- han tornado a nuestros amores imposibles, obligándonos a buscar sus subrogados fuera de la familia.

El poeta lo dice así: en su poema "El amenazado", Jorge Luis Borges dice “Es el amor (…) La hermosa máscara ha cambiado, pero, como siempre es la única”.

Y hablando de máscaras… Jacques Alain Miller sostiene en Los divinos detalles: “Uno no se divierte en la vida amorosa freudiana, y sin embargo es una comedia, un teatro de máscaras del estilo del baile en la Ópera: ¡Qué horror! ¡No es él ni tampoco ella! Quiere decir que la vida amorosa freudiana se desliza completamente en el malentendido, lo que constituye otra manera de decir que el amor es de transferencia.”

El encuentro es, entonces, un reencuentro. También cuando es con un analista. El amor de transferencia implica la repetición.

¿Es esa exactamente la posición de Jacques Lacan? Podemos decir que no. Si bien Lacan no desconoce la estofa familiar, edípica de labedingung, piensa que existe la posibilidad de la invención en la transferencia-en la transferencia de amor-, lo que abre a alguna otra cosa que meramente repetir. Se volvería posible un “amor nuevo” (El seminario 20). ¿Qué será este nuevo amor? ¡Prohibido idealizar!



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