Clase 12: La regresión es significante
- apsftigre
- 23 sept
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 13 oct
Enseñante: Myriam Leguizamón
Comenta: Verónica Ortiz

Por Myriam Leguizamon
Continuando con sus debates sobre la concepción psicológica del psicoanálisis llevada a cabo por los post freudianos Lacan cuestiona -en estos puntos del texto “La dirección de la cura y los principios de su poder” ¿Cómo actuar con el propio ser? (puntos 8-11)- a Ida Macalpine, médica psiquiatra y psicoanalista discípula de Edward Glover y referente de la Ego Psychology en EEUU.
Precisamente Lacan alude al trabajo “the Development of the Transference” (El desarrollo de la transferencia) publicado por Macalpine en el año 1950 en la revista “The Psychanalytique Quarterly”. La autora escribió su conocido y brillante artículo cuando la escuela de la psicología del yo estaba en pleno auge en los Estados Unidos.
Este trabajo de Ida es elogiado por Lacan en el capítulo ‘¿Cuál es la situación actual de la transferencia?’ En cambio, en el capítulo IV ‘¿Cómo actuar con el propio ser?’ Lacan comenta el mismo texto de Macalpine, pero en esta ocasión para cuestionar la posición de la autora en el abordaje y uso del concepto regresión.
En la clase abordamos el texto original de Macalpine; en el mismo ella hace un recorrido histórico minucioso por toda la literatura psicoanalítica de la época y concluye que todo lo escrito en relación a la transferencia es más descriptivo que explicativo. Establece y desarrolla razones históricas, razones inherentes al tema y razones contra transferenciales de los analistas de la época que llevaron a que no se haya profundizado sobre el tema de la génesis de la transferencia y se haya puesto el acento en las manifestaciones y en los mecanismos que en ella intervienen.
Esas tres razones se sostienen alrededor del tema de la sugestión ya que el surgimiento del método psicoanalítico estuvo íntimamente ligado a la hipnosis, y la necesidad de diferenciarlo generó un claro repudio al tema de la sugestión. Sin embargo, la autora rastrea en la obra freudiana citas donde Freud nombra indistintamente transferencia y sugestión.
Así como rastreó en Freud huellas para justificar la confusión entre sugestión y transferencia, también rastrea huellas para justificar su propia elaboración en relación a la transferencia. Dicha elaboración establece que es el proceso analítico el que crea un encuadre infantil, al que el analizante se adapta por medio de la regresión. La autoridad del analista, el diván y el modo en que transcurre la sesión llevan al paciente a una situación de repetida frustración tal como sucede en la infancia frente a las figuras parentales. De este modo Macalpine cuestiona la espontaneidad que hasta ahora se había atribuido a las reacciones transferenciales, pasándolas a considerar como respuestas a la propia técnica. Afirma, que si bien es cierto que el paciente trae consigo una predisposición para establecer transferencias, es el setting infantil al que se le expone, lo que permite el desarrollo de la transferencia y posibilita la regresión.
Para cuestionar la afirmación de Macalpine Lacan parte de explicitar la demanda. “Por el intermediario de la demanda, todo el pasado se entreabre hasta el fondo del fondo de la primera infancia. Demandar: el sujeto no ha hecho nunca otra cosa, no ha podido vivir sino por eso, y nosotros tomamos el relevo (…) es por esa vía como puede realizarse la regresión analítica y como en efecto se presenta. Se habla de ella como si el sujeto se pusiese a hacer niñerías. Sin duda tal cosa sucede, y esos melindres no son de muy buen augurio. En todo caso, se sale de lo observado ordinariamente en lo que se considera como regresión. Pues la regresión no muestra otra cosa que el retorno al presente de significantes usuales en demandas para las cuales hay prescripción”. Para Lacan, la regresión que pone en marcha la transferencia analítica es el retorno al presente de significantes usuales de la demanda insatisfecha del analizante. Germán García en “La otra Psicopatología” lo dice en los términos de Freud “En 1915 en el capítulo 7 de “Lo inconsciente”, Freud dice que la libido no regresa al yo, sino que regresa a las imágenes verbales, es decir aparece el concepto de significante en los términos que Freud lo trataba, pero ojo, qué es el significante erotizado, el significante tomado como objeto erótico por cuanto allí el significante queda indicado como recuperando el objeto perdido.”
La única regresión en psicoanálisis es aquella que implica la aparición en el discurso del paciente de significantes de la demanda, pero de una demanda que no habla -dice Miller-, demanda que Freud mismo llamaba silenciosa a propósito de las pulsiones. Demanda que implica la aparición de los objetos de la pulsión en tanto significantes.
Miller en ‘Puntuaciones sobre la dirección de la cura’ (1992) dice “la posición radical que toma Lacan en ese texto es que toda palabra humana es demanda. Sería mejor decir ‘pedido’”. (…) Ahora los remitiré a la parte IV, punto 10, a un parágrafo que me iluminó la lectura de Lacan hace muchos años, cuando empecé; y voy a leer la segunda parte de la frase: “La demanda no sólo suspende del aparato significante la satisfacción de las necesidades, sino que las fragmenta, las filtra, las modela, en los desfiladeros de la estructura del significante”.
Habiendo abordado los planteos de Macalpine y los señalamientos de Lacan ubicando los “extravíos” en relación al psicoanálisis, compartí con la audiencia una compilación de una entrevista de German García disponibles en el Archivo Virtual - Germán García.
Dice Germán “Lo que posibilita la práctica es la transferencia. Cuando alguien viene acá yo lo recibo, se supone, en nombre de Freud, de Lacan, etc. Eso es lo que a mí me sostiene sentado ahí La transferencia que es cualquier cosa que el otro imagine, el famoso sujeto supuesto a saber. ¿Cómo se pone en juego eso? No quiere decir que el analista sabe o que el paciente sabe, sino que el circuito que se pone a funcionar se supone que es un circuito de saber que surge de no saber. Supuestamente el que te viene a ver no sabe qué le pasa y vos, que a esa persona la conoces hace dos minutos, tampoco sabes. Entonces, alguien tiene que empezar a hablar. En general, se invita al que viene. Ya que vino, ¿qué es lo que usted quiere? Ahí empieza. Eso es lo que posibilita la práctica.
La clase concluyó con un comentario de Verónica Ortiz y una animada conversación con la audiencia presente.






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