Cómo se forma el sujeto: Clase a cargo de Virginia Gilardi
Comenta: Pablo Rosas
La clase XX del Seminario 16 titulada “Saber goce” vuelve sobre las relaciones entre el significante y el goce, entre el gran Otro y el objeto a. Efecto de la entrada del viviente en el lenguaje, el significante hace que haya algo del orden de la vida que no pueda ser consensuado, algo no puede ser leído como en un diccionario.
Como dice Lacan desde el comienzo de esta clase, debemos considerar en primer lugar la incidencia del sujeto y esto nos permite preguntarnos cómo se forma un sujeto. Una primera definición pone en primer plano al significante cuyo análisis nos da la certeza: “El significante es lo que representa a un sujeto para otro significante”. Lacan la nombra como la fórmula huevo ya que nos permite ubicar un sujeto que trasciende lo que desde el sentido común se denomina la identidad de un individuo, identidad que solo serviría para distinguirlo de su vecino. Es necesario ubicar la distancia que define a un sujeto de lo que se considera una persona: “Cualquier tipo de personalismo en psicoanálisis es propicio a todas las confusiones y todas las desviaciones. Lo que en otros registros llamados morales se marca como la persona, en la perspectiva psicoanalítica solo se sitúa a nivel del síntoma. La persona comienza allí donde el sujeto está anclado de un modo distinto de como lo definí, allí donde se lo sitúa de una manera más amplia, que hace entrar en juego lo que se ubica sin duda en el origen del sujeto, a saber, el goce”.
En la formación del sujeto, en su causa, se considera la intersección de dos faltas. Por un lado, la falta en el sujeto barrado que da cuenta de que no hay un significante que lo defina. Por otro, la falta del Otro barrado, que no tiene el significante que nombre al sujeto.
En principio se trata de delimitar la relación primera del S1 con S2, la del significante que representa a un sujeto para otro significante. Queda inscripto así el lugar de Otro, el lugar del A, el cuerpo. Allí el S2 inscribe lo que se repite. En la marca del como lugar de inscripción lo vemos ahuecarse, lo que Lacan nombró como en- forma de A y allí el a que lo agujerea. Consideramos de este modo la estructura topológica del A de lo que resulta que no esté completo.
Esta alteridad del significante muestra al sujeto en lo que en la práctica analítica reconocemos por una particular extrañeza. Así Lacan nos propone mostrar que en lo que atañe al sujeto este a minúscula es esencial lo que refiere a esa extrañeza en la experiencia de un análisis.
Tenemos entonces que el a es lo más extraño para nombrar al sujeto. Referirnos a lo que en principio se manifiesta como lo menos extraño será lo que lo representa en un tipo de materialidad que es la huella: la identificación. Esta huella se diferencia del significante ya que se basta a sí misma. Lacan nos sugiere pensar esta identificación como lo que él llamó el sentido del sujeto.
Contrariamente a esta huella pensemos en qué se convierte lo que significa un sujeto, cómo se forma un sujeto, cuando esa marca no tiene más soporte que el en- forma de A, ese ahuecamiento donde se ubica el a. La huella se manifiesta en los distintos modos en que es borrada. “El sujeto son esas maneras mismas en las que la huella como impresión se encuentra borrada” …” El significante nace de las huellas borradas. ¿Qué consecuencias tiene esto? Que estas huellas borradas valen gracias al sistema de las otras”.
Estas huellas borradas que dan relieve a otras tienen un soporte distinto, un vacío necesario para la producción de un a, una sustancia diferente, un goce particular que funcione para cada sujeto.
Lacan propone volver a lo que Freud señaló en Psicologías de las masas y análisis del yo con el elemento clave de la identificación como elemento que permite al sujeto al identificarse con el a de lo que resulta otro modo de definir al sujeto barrado.
Todo lo que se articule en relación con el saber/ goce, título de esta clase del seminario, está sujeto al sistema en que el ser vivo está envuelto en el lenguaje, el sistema de los significantes. Allí algo se pierde, como lo muestra la experiencia psicoanalítica.
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