Reseñ
a a cargo de Valeria López.
Pablo Rosas comenta la octava clase del Seminario El reverso del psicoanálisis de Jacques Lacan titulada “ Del mito a la estructura".
Toma la pregunta del valor del mito para el psicoanálisis. Y ubica el esfuerzo freudiano en su anhelo de llevar al psicoanálisis al plano de lo científico y alejarlo de la religión. El planteo lacaniano es volver al mito para dar cuenta de la estructura. Freud en “Tótem y tabú “ habla del origen. Lacan señala respecto de ese texto freudiano la equivalencia del padre muerto y el goce, y al mito como operador estructural, donde el mito es el significante y la estructura es el discurso.
Rosas toma el comentario de Borges sobre el libro de Las mil y una noches para presentar el concepto de adición, donde S1 es una adición sobre la nada, sobre lo real.
Posteriormente toma a Daniel Koren para señalar que Freud creó el mito del padre primordial por razones de estructura. Freud enuncia con ello una verdad más allá de sí misma, apunta a una verdad que se sitúa en otro lugar. A partir de ello hace referencias al prefijo Ur que lo encontramos en la obra freudiana, el cual señala el punto cero de la serie.
En este momento, Rosas destaca que la relación del psicoanálisis con la verdad es la relación del sujeto a una falta y no a un objeto, siendo esto lo que lo diferencia de una ciencia.
Dando un paso más en el devenir de la clase, lee un fragmento del Seminario 17 : “Dios ha muerto (…) lejos de poner en cuestión lo que está en juego, es decir la ley, más bien la convalida (…).” La conclusión que se impone en el texto de nuestra experiencia es que a “Dios ha muerto” le corresponde “ya nada está permitido” (…) esto es precisamente lo que Freud anticipó como la clave del goce, del goce del objeto supremo identificado con la madre, la madre a la que apunta el incesto (…) la prohibición de ese goce como goce primero se edifica a partir de la muerte del padre “. Entonces lo que se puede ubicar es que el asesinato del padre lejos de liberarnos de la ley nos instaura en ella y a la vez “es la condición del goce".
Para concluir Pablo Rosas realiza una diferencia entre el padre real y los nombres del padre señalando que hay una singularidad en cada caso que va más allá del nombre del padre y que se refiere al nombre del goce. En este sentido el lugar de la verdad para el psicoanálisis es un saber en relación al goce. Como plantea Miller en los nombres de los casos freudianos: El hombre de los lobos, El hombre de las ratas, etc., se trata más de nombres de goce que de nombre del padre. Al final de la clase dio lugar a los comentarios.
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